Publicado: 2 de Julio de 2019
El corte de cuerda accidental es uno de los mayores riesgos al que se enfrenta un técnico en trabajos verticales en su día a día. La reciente publicación de un informe con las conclusiones sobre el accidente que costó la vida a un joven técnico IRATA en una plataforma en alta mar en 2011 –ambas cuerdas seccionadas por lo que parece una mala elección de la protección anti roce- nos ha sacudido a todos y debe hacernos reflexionar.
La protección de la cuerda frente al roce es probablemente unos de los puntoscríticos de una instalación para trabajos verticales: ambas cuerdas –posicionamiento y anticaídas- deben quedar a salvo de cualquier elemento cortante que pueda comprometer la seguridad de la instalación.
Muchas veces nos perdemos en acaloradas discusiones sobre qué nudo tiene más resistencia o qué tipo de triangulación es más segura, aspectos sin duda importantes y en ocasiones críticos pero que a menudo nos hacen perder de vista o descuidar otros aspectos de una instalación como la protección anti roce.
Porque seamos realistas, fijar una cuerda mediante un ocho en lugar de un nueve –más resistente este último sobre el papel- no es como para echarse las manos a la cabeza. Sin embargo, colocar dos cuerdas dentro un único protector anti roce o incluso dejar una de las dos desprotegida (!) frente a un borde cortante por quedarnos cortos de estos elementos sí que puede resultar crítico.